miércoles, 13 de abril de 2011

Muelle



Juan Carlos Argüello (1966-1995) más conocido por su firma Muelle, fue el pionero en España de un estilo de graffiti.


El Muelle comenzó a difundir su mote a partir de 1984 Primero en el barrio de Campamento, donde vivía. Después, por toda la Villa y Corte, e incluso por toda España. Casi siempre con nocturnidad. Al principio sus obras eran meras firmas. Posteriormente, empezó a sombrearlas con colores o con dimensiones de profundidad, que le aproximaban a la estética del grafito neoyorquino.
Los años de práctica también le proporcionaron unos sólidos principios éticos. Muelle fue seleccionando sus lienzos, concentrándose en superficies muy visibles, tapias de solares o vallas publicitarias (por las que sentía predilección, ya que consideraba su "mensaje" como un antídoto contra el bombardeo de imágenes que nos invade). Evitaba lugares de interés cultural o natural. Le preocupaba, incluso, el hecho de que los aerosoles que usaba, se cargaban la capa de ozono.
Lo suyo, como él mismo decía, era "una historia carismática", democracia cultural en movimiento, corte de mangas al sistema. Voluntad de expresión de un chaval de barrio con ganas de dejar impronta, tanto plástica como sónica (aporrear los parches de su batería era su otra pasión, y lo llevó a la práctica en varios grupos punkies).
No admitía bromas al respecto: en diciembre de 1985, Muelle registró su logotipo en la propiedad industrial, y nunca permitió que su nombre quedara ligado a marca o establecimiento alguno. El dinero para el maletín repleto de rotuladores y aerosoles con que viajaba salía de su bolsillo. Incluso llegó a poner pleitos a un par de agencias de publicidad, acusándolas de haber plagiado parte de su logo. Hasta llegó a denunciar, en junio de 1988, al mismísimo Ayuntamiento, con ocasión de una ilustración aparecida en la revista Villa de Madrid que reproducía su marca.
Y es que con el Consistorio no parecía llevarse bien. En 1987 fue sorprendido mientras plasmaba su rúbrica sobre el pedestal de la estatua "el oso y el madroño", pocas horas después del emplazamiento definitivo de ella en la entonces recién remodelada Puerta del Sol.
Multado con 2.500 pesetas, Muelle defendió ardorosamente, como un moderno Veronés, la validez de su arte callejero ante los tribunales. La repercusión de su hazaña le valió salir en los periódicos, en una de las pocas veces en que relajó su reacia actitud hacia los medios de comunicación. Un año más tarde, cuando operarios municipales limpiaban la estatua de la Cibeles, todas las cubiertas del andamiaje que rodeaba la estatua aparecieron firmadas por él.
En 1993 dejó de firmar, por considerar que su "mensaje" estaba ya "agotado". Murió de hepatitis en 1995.


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